soledad,
no me acompañes por el laberinto
que alucino tener mil amigos
y después nadie me escucha llorar
no me acompañes por el laberinto
que alucino tener mil amigos
y después nadie me escucha llorar
Una muchacha y una guitarra
para poder cantar
esas son cosas que en esta vida
nunca me han de faltar.
Siempre cantando
siempre bailando yo quisiera morir,
dejar el cielo sobre este suelo
en el que yo nací.
No quiero que me lloren
cuando me vaya a la eternidad,
quiero que me recuerden
como a la misma felicidad;
pues yo estaré en el aire,
entre las piedras y el palmar;
estaré entre la arena
y sobre el viento que agita el mar.